Deshidratación durante el deporte

8:14:00

Teniendo en cuenta que no existe un mecanismo “eficiente” de almacenamiento hídrico es necesario un aporte continuo de agua. El aporte de agua en una dieta habitual es mediante el 20 – 25% agua de los alimentos y 75 – 80% agua.
Además, es importante conocer si el deportista realiza un correcto equilibrio hídrico.


Con frecuencia estás perdidas hídricas no son compensadas adecuadamente, con el riesgo de deshidratación si el ejercicio ha sido intenso y efectuado en condiciones climáticas desfavorables.
Se considera deshidratación a partir de una pérdida de peso superior al 2% del peso corporal del deportista, se calcula:
% deshidratación = [(peso antes del ejercicio – peso después del ejercicio) / peso antes del ejercicio] x 100

La sensación de sed comienza cuando se ha perdido ya el 1% del peso corporal, e incluso más en el caso del ejercicio físico y en condiciones de prefatiga. La hidratación del deportista debe iniciarse antes de que aparezca la sensación de sed. Se pueden tolerar pérdidas de hasta el 5% del total corporal sin demasiado problema, ya que, las pérdidas que agua son destacables durante la práctica deportiva.
Clasificación del nivel de deshidratación:
  • Baja: pérdida del peso corporal entre 1 – 3%
  • Moderada: entre el 3 – 5%
  • Severa: más del 5%


La deshidratación afecta el rendimiento deportivo porqué:
  • Interfiere en la obtención de energía, ya que, disminuye la obtención de energía aeróbica para el músculo.
  • Se acumula ácido lactivo provocando fatiga muscular.
  • Disminuye la fuerza.
  • Provoca un aumento de la temperatura corporal, ya que, un mecanismo para disminuir el aumento de la temperatura corporal (hiertermia) es mediante la pérdida de líquido interno mediante la evaporación del sudor.
  • Afectación cardiovascular: la disminución del volumen sanguíneo reduce el retorno venos al corazón y el volumen de sangre expulsado en cada sístole; para mantener el mismo gasto cardíaco es preciso aumentar la frecuencia. Paralelamente, la pérdida de agua plasmática aumenta la viscosidad sanguínea y las resistencias vasculares de manera que para mantener el mismo flujo sanguíneo es necesario aumentar la presión arterial. El trabajo cardíaco aumenta mucho porque, además de latir con más frecuencia, de debe impulsar con mayor fuerza la sangre.
  • Afectaciones musculares y tendinosas: el incremento de la temperatura muscular altera la estructura normal de las proteínas contráctiles u de la colágena, que pierde agua, con riesgo de lesiones tendinosas y musculares.

Bibliografia
- Barbany, Joan Ramon. Alimentación para el deporte y la salud. Barcelona: Martínez Roca, 2002.

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